La aversión es una reacción que se produce a través de lo que percibimos por medio de los sentidos y nos informa que tenemos estamos cerca de algo que puede perjudicarnos permitiéndonos distanciarnos de situaciones y/o personas que pueden hacernos daño.

Por otro lado, una fobia es un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo intenso, desproporcionado y sin sentido ante ciertas situaciones o cosas.

Por ello, podemos decir que las personas que tienen alguna fobia muy probablemente desarrolla aversión al mismo estimulo, por ejemplo si tengo fobia a las ratas posiblemente también me generan aversión.

Este asco también puede estar presente en el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), en el que la persona es sensible a la emoción de la aversión y tiene una dificultad para reconocer su expresión, presenta asco a la contaminación, a la suciedad, a la enfermedad, etc., generando una compulsión por la limpieza, todo lo cual le genera malestar significativo.

¿Cómo regular esta emoción?

Permítete experimentar la emoción y observa cómo se manifiesta en ti.

Identifica aquellas situaciones, personas o cosas que te generan aversión y pregúntate cuál es la causa de ello.

Si además de aversión, dicho estimulo te genera ansiedad, practica ejercicios de respiración y relajación.

Acércate primero a aquellas cosas que se asemejan a aquello que te genera esta emoción y poco a poco acercarte al estímulo original.

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