Es la sanación de heridas afectivas.

Areté fue un espacio de refugio y re-encuentro conmigo misma, con Dios, con aquello que estaba llamada a ser: feliz, reconciliada y virtuosa. Fue un espacio donde me pude desplegar en mi vocación de servicio. Areté hoy es una comunidad para mí, es un anhelo de vida, es una plataforma para el encuentro.

El diplomado me ayudó a seguir construyendo una sana integración entre psicología y fe, y a trabajar adecuadamente la reconciliación y la aceptación como parte del proceso terapéutico con mis consultantes.

Cursar el diplomado en PR me permitió conocer una mirada integral hacia el ser humano; he podido desarrollar mejores estrategias de intervención con los consultantes reconociéndolos como una entidad bio-psico-espiritual. Además, desde mi práctica psicológica , no he tenido que renunciar a los principios de mi fe católica al practicar la psicoterapia.

El Centro Areté sirve en nuestra sociedad actual; porque ayuda a las personas a conseguir una afectividad sana, lo cual es indispensable para construir familias saludables, virtuosas y reconciliadas.

El Centro Areté es un excelente espacio terapéutico para ayudar a las personas que tienen problemas, dificultades y diferentes situaciones humanas que no saben identificar a encontrar un claro esclarecimiento, a descubrir las afectaciones y la génesis de sus situaciones complejas para resignificar sus vidas y hacer una correcta reestructuración cognitiva. Felicitaciones por esta maravillosa experiencia de servicio que tanto bien brinda.

El Centro Areté es un excelente espacio terapéutico para ayudar a las personas que tienen problemas, dificultades y diferentes situaciones humanas que no saben identificar a encontrar un claro esclarecimiento, a descubrir las afectaciones y la génesis de sus situaciones complejas para resignificar sus vidas y hacer una correcta reestructuración cognitiva. Felicitaciones por esta maravillosa experiencia de servicio que tanto bien brinda.