Una herida afectiva es un choque o golpe en nuestra afectividad que originan un daño duradero en todas nuestras dimensiones; son distorsiones de nuestra afectividad que no nos deja madurar, avanzar, crecer y ser felices; e incluso pueden generar trastornos psicológicos como depresión y ansiedad.
De acuerdo con el Centro Areté, existen dos tipos de heridas:
- Las heridas que se generan dentro del núcleo familiar en el rol de hijo o hermano, como el maltrato físico, supercorrección, indiferencia; y
- Las heridas que se generan en otros ámbitos como la muerte de un ser querido, abuso sexual, ruptura amorosa.
Cuando no hemos sanado nuestras heridas afectivas, sentimos dolor, sufrimiento, tristeza, miedo, rabia. Por ello, es importante iniciar un proceso de reconciliación personal en el cual se va trabajando cada herida, una por una.
Por esto en el tercer momento de la “Psicoterapia de la Reconciliación”, trabajamos la reconciliación de las heridas afectivas, y así los consultantes se sientan mejor consigo mismos y puedan vivir una existencia virtuosa.
Si tienes dudas sobre este tema, no dudes en escribirme o dejarme tus consultas en los comentarios.